martes, 1 de julio de 2008

Jerry González (Parte II)


- ¿Tuvo más presente a Coltrane que a Dizzy Gillespie?
Me estoy refiriendo a Coltrane como explorador. Dizzy era explorador también, pero utilizó una base que aprendió de Chano Pozo, afrocubana; en Coltrane hablo más de una base de percusión múltiple. Dizzy usaba una base que aprendió él solo de Chano, y después tuvo que enseñar a otra gente para tocar con él. A veces sólo intentaba adaptar su sonido a la base de los otros músicos. Unas veces salía bien, otras veces no. Y cuando no salía bien era porque se tenía que conocer la lengua de la timba para acompañarlo... A mí también me pasa. Yo puedo llamar al mejor bajista de jazz para tocar con nosotros y, ha pasado, todo va bien hasta que cambiamos de guía para la timba y... (risas), ¡se ponen a sudar! No saben qué hacer. Y es que falta por entender la lengua de la conga, y la relación que el bajo tiene con la conga. El bajo es una conga melódica, y hay contrapunto. Es muy importante el diálogo entre el bajo y la conga y si el bajista no conoce bien eso, está perdido cuando entra la timba. Se cruzan las claves... Nada.
-Ese problema no lo tiene con su hermano Andy, por supuesto...
-No, no. Sin él... es bastante difícil conseguir otros bajistas que tengan ese conocimiento. Él toca la conga también, conoce la relación, conoce a Paul Chambers, Ron Cárter, Slam Stewart, a todos esos contrabajistas. Es una combinación de las dos cosas, y todos en Fort Apache conocen los dos idiomas y los hacen una sola lengua. No hay diferencia entre el swing y la rumba porque conocen
cuál es el centro de gravedad de cada uno. Sabemos cómo echarlo pa'lante, traerlo pa'trás, dentro del compás. Larry Willis tuvo que aprender la clave para tocar con nosotros y cuando lo hizo fue el más iluminado del grupo porque decía que al llegar a la banda estaba aburrido de tocar bebop porque ya lo tocaba todo en ese estilo. Pero cuando empezó a tocar con Fort Apache se dio cuenta de que estaba aprendiendo algo nuevo y le dio ánimos para hacer más investigación en el jazz. Aprendió la clave y ahora me dice que cuando toca otra música siempre tiene la clave, le ayuda para tocar otras cosas diferentes, otros tipos de música.
- Siempre hace usted hincapié en esta cuestión, como tuve ocasión de comprobar durante una masterclass suya en Madrid. ¿Cree que la generación de músicos salidos de la universidad u otros centros de estudios musicales no aprecia estos conceptos acerca del ritmo, a diferencia de quiénes como usted aprendieron directamente de la música?
- Todo el mundo que está tocando hoy en día tiene que ser consciente de que las escalas, la teoría de la música, la armonía, todo éso es una cosa, pero el ritmo es muy importante. Si se tiene conocimiento de la técnica del instrumento, y además del ritmo, se es más completo. Mucha gente no tiene la experiencia de tocar un guaguancó porque es típico de Cuba... Aunque, a pesar de todo, la fiebre de la rumba se está extendiendo más y más por el mundo. Antes casi no había gente que tocara la conga, sólo algún artesano dentro de las comunidades. Ahora hay congueros por todas partes. Es increíble porque 20 años atrás no había ésto. Y me fascina cómo ha progresado. Hay interés por parte de distintas culturas por acercarse a la rumba. Hasta las mujeres quieren tocar rumba, que dentro de la cultura es tabú, porque las mujeres no pueden tocar la timba. Se están rompiendo muchas barreras. Antes el bata no se sacaba porque eran tambores sagrados. Ahora se están utilizando en música popular bailable, que usa los ritmos sagrados pero la base es el bata porque los tambores del bata son la base de todo. Hasta el beat ese del funk viene del bata, sin que la gente se dé cuenta. Hay cosas muy profundas dentro del bata que son universales.
- ¿Qué ha supuesto para usted la producción del documental Calle 54, y qué opinión tiene del resultado final?
- Le doy las gracias a Fernando Trueba por tener la visión y creer en la importancia de la música del latin jazz. Qué pena que no pudiera documentarse a Dizzy con Chano Pozo, y las diferentes épocas de la big band de Machito, y de Tito Puente, porque había ciertas cosas que ellos dos tenían que eran ... fuera del mundo. Yo tuve la fortuna de vivir esa experiencia; años después estuvieron tratando de seguir con su onda pero ya no fue lo mismo que cuando eran jóvenes. Imagínate documentar a Chico O'Farrill ahora que está tan viejito; si lo cogen cuando estaba más joven la impresión habría sido más profunda... Pero, ¡estamos bien!
- ¿Qué va a cambiar para Fort Apache? Por ejemplo, ahora mismo no tienen compañía discográfica ¿no es cierto?
Hace cuatro años que no grabamos un disco. Hay muchos problemas con las disqueras. Ellos quieren tener y ser dueños de toda tu propiedad, por poco dinero, no dan promoción, ni apoyo a una gira con el grupo... Los discos no están en las tiendas... Me está haciendo pensar que mejor es hacerlo yo y bregar por Internet, no tener otra gente con la mano en mi propiedad y conservar la titularidad de los masters, porque dar los masters para que ellos abusen y te digan que no estás vendiendo discos y no estás haciendo dinero... Sería una ventaja para una compañía grande trabajar con nosotros porque se nos conoce por todo el mundo.
- ¿Y qué opinión tiene de esa presentación que se le hace como el niño maldito del jazz latino, que además coincide con el arquetipo que se tiene de usted por parte de muchos aficionados como chico malo, el cliché del músico de mala vida...?
- Bueno, es verdad. Yo me crié en un barrio bastante fuerte, entonces uno tenía que saber cómo defenderse en ese ambiente, si no te comían vivo. Yo sobreviví a muchas cosas que otra gente no pudo aguantar y con éso me vino la sabiduría de cómo van las cosas en el mundo. Yo soy callejero, un tipo de las calles de Nueva York, y conociendo bien Nueva York, conozco todo el mundo.
- En la master class que mencionaba antes, usted preguntaba a los jóvenes músicos asistentes qué buscaban... ¿Qué busca Jerry González?
- Hacer la música que me gusta a mí, porque si yo estoy satisfecho con lo que hago, los demás van a estarlo también. Pero como soy padre y abuelo..., quiero ganar dinero para mandar a los niños al colegio, cambiar el ambiente en el que se mueven; y cuando uno no tiene dinero no puede cambiar el ambiente de los niños y llevarlos a un sitio más positivo, se tiene que pasar el tiempo como yo, en el barrio, peleando... Quisiera cambiar éso para ellos. Para mí, yo estoy contento, pero para mis hijos y mis nietos quisiera dejar suficiente dinero para darles más calidad a su vida.