lunes, 29 de octubre de 2007

Instrumentos de jazz: el saxo (Primera Parte)


Entre todos los instru­mentos, el saxofón es, en opinión del público y la prensa, uno de los más asociados con el jazz. Esto sucede a pesar de la escasa participación que tuvo el saxo en la primera fase de desarrollo de dicha música y responde a la notoriedad que alcanzó después, en los años veinte. Cuando el saxo desplazó al violín en las orquestas de baile, los oyentes poco versados lo con­sideraron una novedad chocante y una amenaza para la civilización. Unas ci­tas de varios números de Punch del año 1924 puede dar idea de cómo reaccio­naron frente al saxofón los círculos conservadores:


“Los saxofonistas nacen, no se hacen, declara un crítico musical. Quienes se que­jan del descenso de la tasa de natalidad encontrarán consuelo en este gran pensa­miento.”


“Un hombre que robó dieciséis saxofones de una tienda y los fundió fue condenado a un mes de 'prisión. Su conducta, desde luego, es reprensible. Pero podía haber he­cho algo peor.”


“Se dice que un super-sousáfono ameri­cano es el instrumento de metal más grande jamás fabricado. La idea, suponemos, es usarlo para ahogar a los saxofones.”


Cuando se publicaron estos comen­tarios sarcásticos, el saxofón tenía poco más de ochenta años; Adolphe Sax (1814-1894), belga avecindado en París, lo había inventado alrededor de 1840, patentándolo en 1846. Parece que Sax, hombre brillante, imaginativo y orgu­lloso, enfadó tanto a sus rivales, los fabricantes franceses de instrumentos, que incluso sufrió tres atentados. Ya había inventado otro instrumento, el saxhorn, cuando creó la familia de los saxofones, que fue en parte el resultado de la búsqueda de un instrumento ca­paz de redondear el sonido de las ban­das militares. Sax buscaba algo que tuviera el poderío de los metales y la riqueza sonora de las cuerdas. Parece que estuvo bastante acertado, ya que tanto el ejército belga como el francés adoptaron rápidamente el saxofón. El invento tuvo menos éxito en el terreno clásico, en parte a causa de prejuicios académicos contra el propio Sax, y en parte porque, salvo Berlioz, ninguno de los compositores del siglo XIX se sintie­ron atraídos por él. Resulta coherente que fuera una música mestiza, el jazz, la que diera libertad a este instrumento mestizo. El saxofón, como el clarinete, tiene una caña simple y una boquilla. Sin embargo, suele estar hecho de bronce u otro metal, y su tubo es cónico, como el del bugle o la trompa. Como los vientos de madera, tiene llaves que se accionan mediante un complicado sis­tema de varillas y palancas. (continuará)


De Jazz A-Z de Peter Clayton & Peter Gammond

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